El miércoles pasado, Boca se clasificó a la final de la Copa Argentina. Derrotó 1-0 a Argentinos Juniors en el estadio Malvinas Argentinas de Mendoza. El viernes que viene en San Luis se definirá su rival en la última instancia: Talleres de Córdoba o Godoy Cruz de Mendoza. A partir de esto, ya hay fecha estimativa del encuentro: sería el 8 de diciembre en el Estadio Único Madre de Ciudades de Santiago del Estero.
Recordemos que el xeneize se quedó con tres ediciones de la competición: en 1969 derrotó a Atlanta, en 2012 venció a Racing Club y en 2015 a Rosario Central. Esta será la cuarta final que dispute en este certamen. Si logra coronarse, clasificará directamente a la Copa Libertadores 2022. En la Liga Profesional quedó alejado de los primeros puestos, mientras que en el torneo continental fue eliminado por Atlético Mineiro en octavos de final.
El camino del conjunto boquense no fue nada sencillo: derrotó 3-1 a Claypole en Lanús, a Defensores de Belgrano por 3-0 en La Plata, a River Plate por penales en la misma sede y a Patronato también desde el punto penal tras igualar 0-0 pero en Santiago del Estero. En los primeros tres partidos estaba dirigido por Miguel Ángel Russo, y luego por Sebastián Battaglia.
Este torneo se convirtió en el objetivo más importante del semestre para el club de la ribera. La polémica eliminación ante Atlético Mineiro y el flojo arranque en el torneo local fueron motivos suficientes para darle suma relevancia a la Copa Argentina. Además, en la tabla anual está por fuera de los clasificados a la Libertadores, por lo que llegará si se corona campeón del certamen federal.
Por otro lado, si el actual técnico no consigue el título será puesto en revisión por todos los que componen el mundo Boca. Tiene contrato hasta diciembre, y los partidos que quedan le servirán para ganarse la renovación para el año que viene. Algunos afirman que hay cierto descontento y una mala relación con el consejo de fútbol, aunque son solamente rumores.