Un 4 de diciembre pero de 2011, Boca se consagraba campeón del fútbol argentino. Venció 3-0 a Banfield como local, con un doblete de Darío Cvitanich y el restante de Diego Rivero. El equipo era comandado por Julio César Falcioni, y consiguió coronarse de manera invicta. Mientras tanto, su clásico rival jugaba en la segunda división, tras descender en la promoción ante Belgrano de Córdoba.
El conjunto boquense formó de la siguiente manera: Orión; Roncaglia, Schiavi, Insaurralde, Clemente; Rivero, Somoza, Erviti, Chávez; Mouche y Cvitanich. En el banco de relevos estaban Sebastián Sosa, Franco Sosa, Cristian Erbes, Matías Caruzzo, Juan Román Riquelme, Sergio Araujo y Nicolás Colazo. El actual vicepresidente entró en el segundo tiempo, ya que presentaba algunas molestias.
Luego de tres años, el club de la ribera volvía a festejar un campeonato local. El partido se abrió rápidamente a los 9 minutos de juego, con el tanto de Cvitanich. A los 44 marcó su doblete, mientras que a los 2′ de la etapa complementaria, liquidó las acciones el “Burrito” Rivero. Fue amplio dominador de comienzo a fin, y tuvo otra alegría ante toda su gente.
El logro fue de 12 victorias, siete empates, 25 goles a favor y apenas seis en contra, que se explicó en los grandes rendimientos de Agustín Orión. El invicto del conjunto de La Ribera terminó siendo en total de 29 presentaciones sin caídas. Además, las burlas para el clásico rival se agigantaron, ya que un día después perdió 1-0 ante Boca Unidos de Corrientes en la Primera B Nacional.
Riquelme se encargó de levantar el trofeo, uno más para su rica historia con la camiseta azul y oro. Allí fue campeón local, de américa y del mundo. Serían las últimas funciones del “torero” en la Bombonera. Al año siguiente consiguieron llegar a la final de la Copa Libertadores pero cayeron ante Corinthians de Brasil.