A los 18 minutos del segundo tiempo fue cuando se dio el primer cambio de Sebastián Battaglia que dispuso el ingreso de Eduardo Salvio para reemplazar a Agustín Almendra, autor del primer tanto de Boca y que terminó con hielo por alguna molestia, y así se dio el regreso del mediocampista después de 253 días de inactividad oficial.
Toto demostró que es un refuerzo de categoría, una ausencia que no pasó inadvertida en estos tiempos tumultuosos para un Boca que, mientras Salvio estuvo lesionado, sufrió la eliminación de la Libertadores, su suerte errática en la Liga, la inclusión de muchos jóvenes, una búsqueda de un nuevo equipo que hará que la presencia de un jugador de jerarquía como él sea muy necesaria.
El ex Atlético de Madrid ingresó en el segundo tiempo y se lo vio pleno, físicamente rápido, con el cambio de ritmo en velocidad que fue y es uno de sus sellos, lúcido, bien con la pelota, como si nunca hubiera dejado de jugar: “Tenía muchas ganas de estar, se imaginarán la felicidad que tengo”, expresó Toto, quien se mostró en buena forma en su regreso.
A solo siete minutos de haber ingresado al césped del José María Minella fue el protagonista de una corrida por la derecha que terminó en el segundo tanto de Boca, que terminó convirtiendo Edwin Cardona a los 25 minutos. Diez minutos después tuvo en sus pies además la posibilidad de convertir el tercer tanto xeneize y liquidar el encuentro, pero el arquero del Tiburón lo evitó.
253 días pasaron. Del 28 de febrero al 8 de noviembre. De ese partido contra Sarmiento de Junín, la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda, la operación a la que concurrió Miguel Russo, el largo camino de regreso que le consumió ocho meses y un poco más. Por eso sorprendió el nivel con el que Eduardo Salvio recuperó su status de futbolista activo.