El comienzo del partido entre Boca y Gimnasia y Esgrima La Plata de anoche en el Marcelo Bielsa, el estadio de Newell’s Old Boys, por los cuartos de final de la Copa Argentina había sido promisorio para el equipo de Fernando Gago, pero a medida que fue desarrollándose el mismo, fue perdiendo lentamente el apetito ultra ofensivo y la voracidad por el control de la pelota se fue diluyendo con el correr de los minutos.
En el primer tiempo, el 4-2-4 que había parado el Director Técnico tuvo generación de juego y muy buena circulación de balón, atacando por las bandas con Brian Aguirre por la izquierda y por el sector derecho lo hacía Exequiel Zeballos. Quizás un tanto dubitativo e incómodo se lo vio a Miguel Merentiel, intentando encontrar su lugar, aunque se lo veía flotando como si fuera una especie de satélite errante sin órbita espacial y sin dirección clara aparente.
Con respecto a los extremos, tanto el ex “Lepra” como el “Changuito” iban para adelante constantemente, aunque también retrocedían para recuperar el esférico perdido y, excepto Lautaro Blanco, Luis Advíncula hizo tándem con el número “7” por la derecha y una buena combinación de ellos propició el gol de Aarón Anselmino para la victoria parcial.
En el segundo tiempo fue la contracara para el “Xeneize” con los cambios introducidos por el DT ya que quitó a Aguirre por Kevin Zenón, a Marcelo Saracchi por Lautaro Blanco, Guillermo Fernández por Ignacio Miramón, Nicolás Figal por Edinson Cavani y Milton Giménez por Zeballos.
Así, con esas modificaciones dispuso de un 3-4-1-2 con el ex Unión de Santa Fe como una especie de enlace y parando en la zona defensiva a dos stoppers, aunque el ingresado Figal pasaría al ataque, a tal punto que tuvo una chance inmejorable de marcar, pero su remate se fue desviado. El “Lobo” creció con el transcurso del tiempo y fue más con ímpetu y empuje que buen trato de la redonda y una distracción del conjunto azul y oro y un error fortuito de Marcos Rojo fue suficiente para igualar el marcador.