Desde el pasado viernes, Monte Maíz un pequeño pueblo de 10.000 habitantes en el interior de Córdoba se volvió viral en las últimas horas porque el equipo de la Ciudad, el “simpático” Club Deportivo Argentino de Monte Maíz, será el primer de rival de Boca en la Copa Argentina 2025. Con dos historias que le llegan al corazón del futbolero al escucharlas y que parecieran de una serie famosa de Netflix por la ambientación, el argumento y la mística de las mismas.
El último hogar del gran Trinche Carlovich
Muchas figuras del deporte lo mencionaron como el mejor jugador que vieron sus ojos o de los mejores al menos, en esa destacada lista se encuentran, Diego Armando Maradona, José Néstor Pekerman, Cesar Luis Menotti y Carlos Timoteo Griguol. Pero pocos saben donde fue el, “The Last Dance” de Carlos “Trinche” Carlovich,
Con su andar pausado, su inconfundible melena y su zurda mágica, el Trinche Carlovich dejó una huella imborrable en Monte Maíz. Fue en 1987 cuando, convencido por su amigo Miguel Ángel Bustos, llegó al pueblo para ponerse la camiseta del Argentino. Aunque tenía 41 años y ya no estaba en su mejor forma física, el Trinche demostró que la clase nunca se pierde.
Carlovich jugó 11 partidos con el Blanquiazul y anotó cuatro goles. Pero su actuación más recordada fue en la final de ida contra Lambert, el clásico rival del pueblo. Esa noche, el Trinche regaló pinceladas de su talento: metió un gol, tiró tacos, dejó rivales desparramados y le arrancó aplausos a todos los presentes. Sin embargo, la revancha quedó envuelta en el misterio. Carlovich no jugó, y las teorías sobre su ausencia van desde supuestos sobornos hasta su propio deseo de no manchar su imagen. Algunos dicen que recibió presiones para no presentarse, mientras otros aseguran que él mismo decidió retirarse del escenario sin arriesgar la magia de su legado.
El video que salió a la luz, publicado por Pablo Grecco tras la muerte del Trinche en 2020, muestra a un artista del fútbol en acción. Aunque ya tenía 42 años, su talento intacto emocionó a quienes lo vieron. Los que tuvieron la suerte de verlo en persona coinciden en que el Trinche no jugaba, interpretaba el fútbol: “Era un jugador superior. Realmente es un orgullo total para el club y para todo Monte Maíz”, declaró Mauricio Menna, directivo del club.
El paso del Trinche por Monte Maíz quedó grabado no solo en la memoria de los hinchas, sino también en la cultura popular del pueblo. Las anécdotas sobre su generosidad y su habilidad inigualable se cuentan como leyendas, y su figura sigue inspirando a nuevas generaciones de futbolistas.