Roberto Abbondanzieri siempre se distinguió por ser protagonista excluyente en las series de penales. Contuvo los remates de Pirlo y Costacurta en la final de la Intercontinental contra Milan que le permitieron a Boca alzar su tercer trofeo de la competencia y treparse a la cima del universo futbolero. Pero el 18 de diciembre de 2005 ocurrió algo diferente. Es verdad que el “Pato” volvió a ser clave en la obtención de la Copa Sudamericana, pero esta vez… ¡con los pies!
El “Xeneize” de Alfio Basile atravesaba un excelente segundo semestre del 2005. Si bien en el primero había caído ante “Chivas” de Guadalajara en los cuartos de final de la Copa Libertadores y había finalizado en la 15° posición del Clausura (bastante flojo teniendo en cuenta que jugaban 20 equipos), en el segundo pudo arribar a la final del segundo certamen continental luego de dejar en el camino a Cerro Porteño, Internacional de Brasil y Universidad Católica, cuando el formato era únicamente a eliminación directa con partido ida y vuelta. Además,venía de consagrarse campeóndel Apertura tras derrotar a Olimpo en Bahía Blanca el 14 de diciembre.
Así los tantos, el cuadro de la Ribera debía chocar ante Pumas UNAM de México. En la ida, jugada el martes 6,igualaron 1-1, gracias a los goles de un jovencito Rodrigo Palacio y el boliviano Joaquín Botero.
Encabezados por Martín Palermo, los jugadores del club boquense saltaron al césped de una Bombonera candente sabiendo queun empate en cero le daba el campeonato, ya que en ese momento estaba en vigencia la ley del “gol de visitante vale doble” ante una posible igualdad global encualquier instancia. De todos modos, el conjunto azul y oro arrancó arriba en el marcador luego de un”taconazo”del “Titán” de La Plata a los 31 del primer tiempo.
No obstante, Bruno Marioni, argentino que después jugaría en la entidad de Brandsen 805 entre 2007 y 2008, puso las tablas con un sorpresivo gol de penal a los 51. El mismo resultado de la ida forzó la definición por penales. La hinchada local estaba preocupada porque se les había escapado una chance de oro, pero el “Pato” estaba en el arco.