A lo largo de la historia del fútbol argentino, una infinidad de jugadores han vestido la camiseta de Boca, y otros tantos han dejado en claro su deseo de llegar a dar ese salto en algún momento de su carrera, por ser hinchas o por la enorme vidriera que significa vestir los colores de uno de los gigantes del fútbol local. Son muchos los que logran este sueño, pero otros casos pasan desapercibidos
Pero también, así como hay jugadores que logran dejar una huella en la historia grande de la institución Xeneize, también han existido una gran cantidad de casos de futbolistas que logran llegar, pero que no logran asentarse ni asegurarse una regularidad con los colorez azul y oro, por lo que poco tiempo después acaban marchándose rumbo a otras instituciones.
Un caso similar a este es el de un jugador poco recordado por los hinchas del cuadro de La Ribera, que es el chileno Marco Bahamonde, quien arribó a Brandsen 805 en el año 1998 y para el año 2000 apenas disputó tres encuentros amistosos de verano, ante Racing (1-1), Vélez Sarsfield (3-1) y un Superclásico ante River, con victoria 2-1. Lo llamativo de aquel encuentro ante el rival de toda la vida, es que para ese entonces portó nada más ni nada menos que la ’10’ en su espalda.
Pero pese a que llegó a vestir el mítico dorsal que supieron portar jugadores como Juan Román Riquelme y Diego Armando Maradona, el trasandino no se pudo asentar en el club y pasó a irse cedido a El Porvenir. Luego de eso, otra vez debido a la poca regularidad, se marchó vendido y tuvo distintas etapas en Universidad Católica, Provincial Osorno y Deportes Temuco.
El fatídico final de la carrera de Marco Bahamonde
Finalmente, el volante chileno terminó colgando los botines de forma fatídica, tras una durísima lesión que terminó su aventura futbolística demasiado temprano, a la corta edad de 24 años.
Desde aquel entonces se dedicó a la venta de zapatillas, distribución de garrafas, fletes y, al día de hoy, trabaja en fumigación de hogares.