Los juveniles se consagraron en el Trofeo de Campeones disputado en la Paternal, en el estadio Diego Armando Maradona. Los festejos no terminaron en Arabia, esta noche cierra un gran año, la reserva dirigida por Hugo Ibarra y “chicho” Serna. Así como pasó en La Bombonera, la gente acompañó en este partido a quiénes ya son considerados, en su gran mayoría, jugadores de primera.
La fiesta se vivió desde el primer momento cuando la presencia de Juan Román Riquelme se hizo notar en la Paternal. No solo el fue ovacionados sino también los chicos, que hace un par de semanas se quedaron con el Torneo de Reserva y el hincha no paró de reconocer ese gran logro, todos esperan ver a algunos de ellos en la pretemporada de enero con el plantel de primera.
Tras los goles y el buen juego, el estadio explotaba. Los chicos hicieron un trabajo increíble y se demostró en el marcador. Sin soberbia ni chicanas hacia el rival, la reserva de Boca disfrutó cada minuto que pasaba en el partido. Mirando hacia las tribunas, donde sus familias y amigos acompañaban, dedicando a cada uno de ellos este triunfo, a quienes los apoyaron desde un principio.
Llegando al final del partido, en el banco de suplentes, la fiesta ya había comenzado. Cotillón y espuma, donde no se salvó absolutamente nadie. El árbitro tuvo que parar el encuentro pidiendo que esperaran a la finalización del mismo. Entre risas y diversión, con Serna involucrado, todos los festejos fueron azul y oro en una noche perfecta.
Con el pitazo final la noche explotó en las tribunas y los jugadores con el cuerpo técnico en el banco. Se repartió gorros y espuma, la felicidad de unos chicos que merecían lo que estaba pasando. A ellos se les unieron aquellos jugadores que hoy forman parte del plantel de primera pero que también formaron parte de esta reserva, así como lo fue Sebastián Battaglia.
