A medida que fueron transcurriendo los minutos Boca se fue imponiendo. En el tramo final de la etapa inicial tras un gran pase de Ramírez, Frank Fabra estableció el empate ante Godoy Cruz. Es cierto que hay una gran virtud del lateral, pero el arquero Espíndola colaboró para que se llegue a la igualdad transitoria. Pero Boca no se relajó.
Previo a esta situación, Boca ya había insinuado signos de recuperación. Porque con los ajustes tácticos Battaglia empezó a encontrar soluciones ante un equipo bravo. Porque modificó con la inclusión de Almendra más cerca de Campuzano. Liberó de responsabilidades a Ramírez y Molinas. A partir de esos dos, Boca se hizo dueño absoluto del juego.
Hay que destacar otra gran virtud: el trabajo colectivo. Porque Boca empezó a presionar más arriba mediante su línea defensiva. Con la recuperación más rápida los volantes tienen menos terreno para recorrer. Además esto le permite estar más cerca de la zona de definición. Gracias a esto Ramírez asistió a Fabra de manera magistral para igualar el encuentro.
Luego de ese tanto Boca se sintió con el impulso anímico correspondiente. Pero no sólo por el gol, sino por el aliento de sus hinchas. No será un factor determinante pero ayuda a la recuperación anímica. Después del gol Godoy Cruz no lo pudo atacar más. Eso lo levantó desde la actitud, porque el xeneize obligó a su rival a estar más cerca de su arco.
Como sucedió ante Rosario Central, el equipo pudo igualar de manera rápida. La receta parece ser la misma con la inclusión de los laterales en ataque. Uno de los grandes aciertos de Sebastián Battaglia en su corto ciclo. Además tiene otra gran virtud el equipo: no desesperarse ante el primer gol en contra. Siempre se destaca la paciencia.