El festejo más clásico durante la etapa de Juan Román Riquelme fue el famoso personaje llamado Topo Gigio. Dicha situación fue replicada por varios futbolistas a lo largo del mundo. Esta vez le tocó a Marcelo Weigandt el lateral derecho de Boca. Tras un centro desde la derecha el lateral aprovechó el hueco y de cabeza marcó el tanto del empate.
Boca había mostrado cierta entereza después del primer gol de Lanús. Empezó a circular mejor la pelota. Para ese estilo de juego empezó a utilizar a los laterales como armas fundamentales de ataque. Para derribar el cerrojo defensivo del equipo visitante profundizó el ataque por banda para terminar en centros en zonas donde había hombres libres.
No es la primera vez que el futbolista surgido de la cantera convierte con la camiseta del club. Ya hizo uno ante Mineiro que fue anulado. Pero en su paso a préstamo por otra institución realizó este tipo de acciones. Weigandt que juega como hincha se acordó del máximo ídolo de la institución y lo festejó como en aquella noche del 2001.
En las redes sociales todos quedaron emocionados con el gol del lateral derecho que le dio el empate transitorio al equipo xeneize. Sin lugar a dudas es un premio porque pese a no ser un habitual titular en el equipo de Battaglia cada vez que entra rinde. Lo pone en aprietos al entrenador porque debe tener las opciones para elegir con quien quedarse.
Esa actitud que demostró el defensor en estos encuentros ha enamorado a los hinchas. Quizás como nunca en un proceso histórico se escuchan mensajes alentando a los jóvenes en vez de darle entidad a jugadores que no entienden lo que representa la historia xeneize. Weigandt es uno de esos futbolistas que cumple con lo que se pide.
