En una ráfaga Boca liquidó la historia. Una corrida memorable de Agustín Almendra y una definición típica de Juan Román Riquelme para marcar el segundo tanto de Boca. Rápidamente a más de un memorioso se le vino a la cabeza un gol del máximo ídolo del club ante Belgrano en la provincia de Córdoba. Aunque con otra definición más arriba.
La situación de Agustín Almendra se ha ido modificando en los últimos meses. Tras sus problemas personales por los cuales no se pudo entrenar con normalidad. A partir de ahí hubo un trabajo silencioso del consejo de fútbol para que pudiera tenerlo entre sus filas. De a poco se fue ganando la continuidad de los diversos entrenadores.
Su mayor característica es la gran capacidad para recorrer mucho campo y su precisión en los pases largos. Lo pudo mostrar por pasajes durante el primer tiempo que culminó con ese remate esquinado lejos de los destinos del arquero Lautaro Morales. A diferencia de Weigandt, el volante fue a abrazarse con el resto de los suplentes.
Tras el gol Boca fue absoluto dueño del juego. No la había pasado mal en ese primer tiempo pero después del gol visitante fue adquiriendo tranquilidad. El equipo de Battaglia no perdió la calma en ningún momento y mantuvo ese aspecto clave del juego. No se desespero en centros sin sentido, sino que empezó a circular bien el balón.
Cuando se anunció la formación inicial la mayoría de los aplausos de los hinchas fueron para los futbolistas surgidos del club. Aunque con Almendra hubo una indiferencia . Pero rápidamente se ganó con aplausos la actitud que tuvo la capacidad de demostrar en gran parte de este encuentro. Fue rápido para recuperar y hábil para conducir.