Ya es innegable que Boca se muestra con otra actitud. Se hizo fuerte ante los golpes del rival, modificó la actitud y en su cabeza tiene el arco rival los 90 minutos. Sebastián Battaglia prepara día a día a un equipo que ya no sólo se destaca por el protagonismo que prometió, sino que también tiene argumentos futbolísticos que le dan forma a esa intención y lo quiere demostrar ante Vélez.
Esa virtud también se convierte en la capacidad mental que le dio al plantel para no derrumbarse. A pesar de empezar perdiendo, el equipo no agacha la cabeza y va en busca de revertir el resultado, con minutos de muy buen fútbol. Lo hizo ante Lanús, Rosario Central y Godoy Cruz, en esos partidos consiguió dar vuelta el marcador y quedarse con los tres puntos.
Dos meses, el tiempo que transita el ciclo Battaglia. En un corto plazo ya pudimos conocer y ver los cambios del actual entrenador y del Boca de Miguel Ángel Russo. Sin embargo, no era fácil levantar a un plantel que se había acostumbrado a no ganar, no tener identidad, convertir poco y muchas veces no poder reaccionar cuando el rival empezaba ganando.
De los últimos 14 partidos que afrontó el anterior técnico, logró los tres puntos en solo uno. El equipo de Battaglia, en este cambio de aire y mentalidad, consiguió ganar ocho compromisos, empatar tres y solo caer derrotado en uno, ante River Plate. Tres de esas victorias sucedieron después de empezar perdiendo el encuentro.
Parcialmente, el ciclo de Sebastián Battaglia no presenta aquella mandíbula de cristal a la que estaba acostumbrado. Todo lo contrario: cuando le mojan la oreja es cuando más ruge y saca a relucir su fútbol, intensidad, dinámica, claridad y los goles que lo está empezando a caracterizar. El hincha se siente identificado con el equipo y lo demuestra en cada partido en la Bombonera.