Hoy se cumplen 18 años de un recordado cruce entre Boca y River. Aquel día, en el Estadio Monumental, el Xeneize se enfrentó al millonario por la semifinal de vuelta de la Copa Libertadores. Una instancia definitoria llena de condimentos, que además quedó en la memoria de los fanáticos del fútbol por un particular e ingenioso festejo.
El 17 de junio de 2004, Boca eliminó por penales a River y se clasificó a la final de la Copa Libertadores. El Xeneize llegó al duelo confiado por el 1-0 que convirtió Rolando Schiavi en la Bombonera, en el famoso partido que Raúl Cascini y Marcelo Gallardo tuvieron un encontronazo que terminó con el arañazo del Muñeco a Roberto Abbondanzieri.
Sin embargo, en la revancha, todo cambió cuando Luis González abrió el marcador para el millonario. Allí un joven Carlos Tevez se disfrazó de héroe y enmudeció al Monumental con un tanto cerca del final. Un gol que el Apache festejó con “la gallinita”, que obligó a Héctor Baldassi a mostrarle la roja. En el descuento Nasuti igualó el marcador, pero en los penales los de Carlos Bianchi cantaron victoria.
En ese superclásico Fabián Vargas y Rubens Sambueza fueron expulsados, mientras que Ricardo Rojas se lesionó y dejó al Millonario con la misma cantidad de jugadores que el conjunto de la Ribera. Un duelo ideal para Guillermo Barros Schelloto que supo aprovechar la tensión del partido para provocar al rival y descolocar.
La definición desde los doce pasos fue tan intensa como la serie. En esa tanda, el Virrey se dio el lujo de incluir en la lista de ejecutantes a los entonces juveniles: Pablo Álvarez y Pablo Ledesma. Los futbolistas anotaron y también vieron como el Pato le atajó el tiro a Maxi López, sirviendo la conquista a Javier Villarreal que convirtió el 5-4 final.
