Para este Boca golpeado, herido en su orgullo y con la necesidad de reconstruirse, la noticia que terminó de consolidarse en la noche del lunes fue un alivio y un síntoma de que algo empieza a cambiar. Es que la derrota de Tigre ante Central Córdoba lo dejó ya con la certeza de que (habiéndose jugado las primeras 10 fechas del Torneo Apertura), el equipo de Fernando Gago es el único puntero de la zona B del Torneo Apertura y ya nadie podrá alcanzarlo hasta que se reanude la competencia luego de la fecha FIFA. Y si bien se trata de uno de los clubes más importantes del país, para encontrar un momento semejante hay que remontarse bastante tiempo atrás.
Sí, porque desde que el Xeneize ganó su última Liga local (en 2022) que no había un Boca puntero en soledad en el fútbol argentino. Dos años y casi cinco meses. 875 días para ser precisos, desde aquel domingo 23 de octubre en el que el equipo que dirigía Hugo Ibarra empató ante Independiente en la Bombonera y sostuvo (gracias a la derrota del Racing de Gago ante River), el primer lugar del certamen para terminar festejando el título.

También en la general
Desde ahí, nunca más hasta esta escalada la tabla de los torneos locales volvieron a tener a Boca mirando a todos desde arriba, algo tan certero como que -además de la Zona A que integra- también quedó sólo en la cima de la general, esa bendita clasificación que lleva a los que mejor puntúan hacia las copas que hoy el Xeneize mira desde afuera.

Más de dos años sin punta
Ese detalle explica en gran parte la realidad de los últimos dos años sin jugar Libertadores. Con la irregularidad como constante, el inicio del 2023 (tras ganar en la primera fecha) empezó a ser con vaivenes a partir de una magra cosecha de puntos en el comienzo de esa Liga, que derivaron incluso en el despido de Ibarra.
Ahí asumió Jorge Almirón, que enfocó todos los cañones en el avance en la Copa y descuidó el certamen en juego y mucho más la siguiente Copa de la Liga, única vez que el Xeneize se quedó sin jugar los playoffs desde que se instauró ese sistema de competencia.
Incluso en 2024, cuando el equipo de Diego Martínez estuvo a un paso de jugar la final de la CdL, su tránsito hacia los cuartos de final había sido tan traumático que recién se pudo meter en los mano a mano en el último partido en la Bombonera ante Godoy Cruz.
Y en el campeonato siguiente, otra vez un inicio con muchas derrotas de visitante lo fue haciendo correr de atrás durante todo el trayecto, que terminó con el equipo (ya con Gago como DT) arañando el quinto lugar para meterse apenas en el repechaje copero, a la postre el gran cismo de estos tiempos.
Más atrás, no muy distinto
Sin embargo, más allá del quiebre que significa no lograr títulos hace un buen tiempo, lo cierto es que -desde aquellos tiempos en que el Boca de Guillermo Barros Schellotto se mantuvo más de dos años como líder del fútbol local- en general a Boca le cuesta sostener la punta.
La prueba es que el otro título liguero desde ese bicampeonato (aquel que completó Miguel Ángel Russo en 2020) solamente lo tuvo en la punta en los primeros partidos y luego corrió de atrás hasta arrebatarle el título al River de Marcelo Gallardo en el último suspiro de la última fecha, luego de ganarle a Gimnasia con gol de Carlos Tévez.
Tampoco fue muy asiduo a liderar en la Copa Maradona que se jugó tras la pandemia, ya que en la zona que clasificó a la final llegó a la cima un par de fechas antes del final, que lo dejó de cara a una definición a partido único ante Banfield. Y en la Copa de la Liga 2022, la que lo consagró con Sebastián Battaglia como DT, su pase a cuartos de final fue a partir de haber quedado segundo en su zona detrás de Estudiantes.
Claro, esos tres torneos, sin haber visto un Boca cortado en la punta, terminaron con títulos locales. Eso también es materia pendiente a recuperar para Gago: conseguir ganar títulos, pero con la tranquilidad de un andar que lo haga más confiable. Y que, además, le dé un colchón de puntos para no estar contando monedas a fin de año.
