Diego Martínez, el ex Director Técnico de Boca de 45 años, que pasó por todas las divisiones del fútbol argentino y llegó a su elite con el buzo de Tigre, primero, y Huracán, luego, dirigió al “Xeneize” en 45 partidos, con un saldo de 20 triunfos, 15 empates y 10 derrotas (55.55% de efectividad).
Sin haber podido levantar un título con el conjunto azul y oro y, de todos los objetivos planeados por conseguir, solamente en uno continúa con vida, el ahora ex entrenador se retira cabizbajo y con el ánimo por el suelo tras no haber podido cumplir con las expectativas con las que había arribado a Brandsen 805 y ahora será otro quien tome la posta y la responsabilidad de conducir a un plantel golpeado y timorato en cuanto a rendimiento futbolístico se refiere o eso es lo que transmitió el equipo esta noche (por anoche).
El primer resquemor que sintió Martínez fue contra Estudiantes de La Plata por las semifinales de la Copa de la Liga del semestre pasado, en la que cayó por penales y tras empatar 1-1 en los 90 minutos. La imprudente y temeraria expulsión de Cristian Lema le trastocó aquella vez los planes y fue el desencadenante para que no pudiera jugar en igualdad de condiciones.
El segundo dolor de cabeza fue la temprana eliminación ante Cruzeiro de Brasil por los octavos de final de la Copa Sudamericana en la definición desde los doce pasos y en la que, si bien había sido expulsado Luis Advincula, no fue menor rival que su par brasileño y mereció un poco más, pero en el fútbol no existen los merecimientos sino lo que se demuestra dentro del campo.
Y el golpe de knock out que terminó por eyectarlo del cargo llegó con la seguidilla de los dos clásicos sin obtener los tres puntos más los nueve encuentros sin lograr la victoria en condición de visitante.
Sin más, se despide un DT que aspiraba a escribir una página dorada en la historia boquense, pero que se termina yendo con más pena que gloria y por la puerta de atrás.