Hace pocos días que Norberto Briasco está sintiendo lo que se vive en Boca puertas adentro. Al menos en esta época de pretemporada. Ya mucho se conoce sobre el sentimiento del delantero por Boca Juniors, lo que significó para él y su familia el pase al “Xeneize” y de hecho, ha demostrado su emoción al respecto. Es tiempo de ir a lo futbolístico de la mano de Miguel Ángel Russo.
Es atacante, extremo, y si bien puede jugar como centrodelantero, no es un nueve neto, como sí lo es Nicolás Orsini, quien puede estar de 9 solo o acompañado. Briasco también ha jugado por adentro o libre con una referencia de área… Dicho esto, hay que mencionar que con el entrenador que debutó en Primera, Eduardo Domínguez, ha llegado a jugar de falso 9 pero, como él mismo aseguró, no es el lugar donde puede desplegar todo su potencial.
En Huracán supo jugar por todo el frente de ataque pero en la primera práctica de fútbol bajo las órdenes de su nuevo técnico, Miguel Ángel Russo, comenzó por derecha y luego pasó a la izquierda. Hay que probar todo. Extremo es la posición que le gusta y se siente cómodo aunque no tiene preferencias por el sector: “No tengo ningún problema en hacerlo por ninguna de las dos bandas, no me perjudica en nada”.
Mientras que, en una nota con TyC Sports, se refirió a la posibilidad de jugar como centrodelantero. “En Huracán he jugado de 9. Quizás no es la posición en la cual más me destacó, pero no tengo ningún problema en hacerlo. Estoy preparado para jugar de 9 o por afuera, uno se destaca más por afuera”, reconoció. Lo cierto es que en un solo jugador Russo tiene varias opciones.
Sin embargo, a pesar de esas características, Norberto Briasco sabe que el puesto en el once inicial no está garantizado. “Después de que firmé me llamó Russo, también hablamos en el predio. No me dijo nada sobre la titularidad, eso me lo tengo que ganar yo, entrenar al máximo, apoyar a los compañeros donde me toque y dar todo lo que tengo”, afirmó. Y por último, reconoció que habló con Juan Román Riquelme y el ídolo le dijo que estar en Boca iba a ser “lo más lindo” que le iba a pasar. ¡Claro!