Boca sigue sin apretar el acelerador y el tiempo apremia ya que no hay lugar para un andar lento. Está obligado no solo a mejorar futbolísticamente, sino también a obtener resultados. Hoy –por ayer- tropezó ante un rival de menor jerarquía, Alianza Lima, en la ida de la Fase 2 del repechaje de la Copa Libertadores 2025: perdió por 1 a 0, con el gol del uruguayo Pablo Ceppelini.
Y lo más sorprendente es que, si no fuera por Agustín Marchesín, figura indiscutible del partido disputado en el estadio Alejandro Villanueva, la diferencia podría haber sido sustancialmente mayor, principalmente por lo ocurrido en los primeros 45 minutos en los que el local mereció aumentar el score.
El club boquense juega mal, eso no queda ninguna duda. El funcionamiento no aparecea pesar de que el Director Técnico, Fernando Gago, uno de los principales responsables de este momento, prueba diversas variantes tácticas con asiduidad.
Ante el conjunto peruano, una de las sorpresas estuvo en el sector derecho del mediocampo, donde se ubicó Lucas Blondel, naturalmente lateral por ese costado (Juan Barinaga ocupó esa posición). La vocación ofensiva la tiene, es cierto, pero no deja de ser un futbolista con un perfil más defensivo que Exequiel Zeballos, Kevin Zenón o Brian Aguirre, por citar algunos ejemplos que, a pesar de habitualmente partir desde la izquierda, saben lo que es desempeñarse por la derecha, aunque, a excepción del “Changuito”, los demás no logran imponer sus condiciones para destacarse.
Ahora resta que “Pintita” junto al resto del cuerpo técnico hagan un análisis profundo y revean todos los errores cometidos en una noche que le termina siendo favorable porque el resultado no fue tan abultado como el desarrollo del encuentro lo indicaba. Si no hubiera sido `por las fantásticas salvadas del arquero surgido en Lanús, la serie hubiera quedado pendiente de un hilo, pero ahora en La Bombonera y con su público, más los regresos de algunas piezas indispensables, todavía le queda oxígeno del cual aferrarse.
