Se sabe y está más que claro que no solamente entre las barras existe el amor por la pelota y la pasión por asistir a la cancha y de acompañar al equipo de tu vida adonde quiera que vaya, siempre y cuando sean permitidos los visitantes o los neutrales. La hinchada más caracterizada de Boca, con Rafael Di Zeo y Mauro Martín como cabecillas, que parece más un matrimonio por conveniencia en vez de una real amistad, se mueven con sigilo de lugar en lugar siempre y cuando el derecho de admisión no restrinja sus pasos y el negocio de las entradas no sea descabezado.
Hay lazos entre La Doce y quienes manejan las barras de Newell’s Old Boys y Rosario Central para que nada ocurra. Por ejemplo el abogado Paul Krupnik ha defendido al grupo de Mauro Martín cada vez que tuvo algún inconveniente en Santa Fe y al mismo tiempo es el letrado del mega narco Esteban Lindor Alvarado y ha intervenido en muchos procesos del clan delictivo Los Monos, que tiene gente en ambas barras.
Mientras que también hay relaciones existentes con Andrés “Pillín” Bracamonte, el jefe de la barra brava “Canalla”, y cuyo abogado, Carlos Varela, también letrado de miembros del clan Los Monos, supo defender a Mario Segovia, el Rey de la Efedrina, quién tuvo negocios con uno de los jefes de la tribuna boquense.
En la tribuna rosarina apareció sugestivamente el domingo pasado una bandera con el logo “Siempre Mono, Nunca Sapo”, que identifica hace añares al sector de Lomas de Zamora de la parcialidad “Xeneize”, aunque en el círculo íntimo de Marcelo Aravena dicen que la única vez que tuvo relación con el barrafue en un partido de Eliminatorias Sudamericanas en la ciudad santafecina para el Mundial 2010 que enfrentó a la Selección Argentina contra Brasil y que nunca más lo vio y que no hay relación para nada.
Así las cosas, lo cierto es que habrá caravana de barras desde Buenos Aires y La Plata hasta el Coloso Marcelo Bielsa. Todos con sus entradas más las que les han dado para reventa.