El Marcelo Bielsa, el estadio de Newell’s Old Boys, albergará el partido de esta noche de cuartos de final de la Copa Argentina entre Boca y Gimnasia y Esgrima La Plata y los recuerdos que le trae a un equipo no son gratos para el otro teniendo en cuenta que uno saboreó las mieles del éxito mientras que el otro sucumbió en la frustración deportiva.
En el caso del “Xeneize”, visitar la casa de la “Lepra” podría rememorarle una antigua reminiscencia amparada en el pasado lejano, allá por el 2013, cuando en octavos de final de la Copa Libertadores cayó por la interminable definición desde el punto de penal con el local y se quedó a las puertas de seguir avanzando en el certamen continental, con Carlos Bianchi como Director Técnico.
El plantel azul y oro era rico en jerarquía y poseía nombres rutilantes, a tal punto que había formado en aquella fatídica jornada nocturna con Agustín Orión; Leandro Marín, Matías Caruzzo, Claudio Pérez, Clemente Rodríguez; Cristian Erbes, Sebastián Somoza, Walter Erviti, Juan Sánchez Miño; Juan Román Riquelme y Nicolás Blandi.
La expulsión del lateral izquierdo había obligado al visitante a plantarse y a defender a toda costa el resultado, el cual terminaría consiguiendo para llevar el desenlace a la dramática definición desde los doce pasos, una en la que llamativamente el “10” boquense terminaría fallando su disparo.
Por otra parte, en el caso del “Lobo” platense añora dar el golpe y volver a eliminar a la institución boquense por la copa nacional como ocurrió en 2018, cuando en octavos de final lo dejó en el camino con un gol de Hurtado, que le valió a los de Guillermo Barros Schelotto caer derrotado.
Pero volviendo al terreno rosarino, el año pasado sufrió uno de sus mayores temores y estuvo a punto de perder la categoría, pero un zapatazo de Nicolás Colazo le permitió renacer de sus cenizas y vencer por la mínima a Colón de Santa Fe, al que terminó condenando a participar al día de hoy en el Ascenso.