Quizás sea la persona más buscada en los últimos días por sus conexiones México-Argentina y viceversa y es el nexo entre la dirigencia del Deportivo Guadalajara, popularmente conocido como las “Chivas”, y Fernando Gago, Director Técnico del equipo mexicano y, asimismo, su representado. La persona en cuestión es Diego Merino, agente del entrenador, y al mismo tiempo, también trabaja con Exequiel Zeballos y Aaron Anselmino, dos de las joyas surgidas de las inferiores del club. El marcador central fue vendido en 18 millones de dólares al Chelsea y está cedido en Boca al menos hasta fin de año.
Este enigmático personaje es, según lo indica su perfil en LinkedIn, contador público y un agente registrado en la Federación Internacional de Fútbol Asociados (FIFA). Además, es socio en MI Sports y es egresado en la Universidad Católica Argentina (UCA).
El mundo del poder que gira en torno a estos hombres de negocios son en verdad un misterio puesto que son los intermediarios entre los jugadores a quienes representan y los intereses que defienden ya que, lo señala la lógica, no solamente se encargan de ubicar a los futbolistas en las élites del primer mundial a nivel clubes sino que también se llevan una porción de las negociaciones que entablan.
Por lo tanto, si bien son personas adineradas que han sacado tajada de un negocio redondo y rotundo y que son engranajes esenciales del mecanismo de transferencias de futbolistas ya que, si bien son seres humanos, también son vistos como mercancías invaluables y que con su talento y brillo propio son considerados un diamante en bruto o perlas que hay que pulir.
Si bien no se habla públicamente, pero se sospecha, los representantes se mueven, no todos, pero sí en su mayoría, por las sombras dejando que las personas a las que atienden sean la cara visible de ellos mientras ellos se ocupan de cerrar números y ser las voces cantantes en el instante previo a la firma de los contratos.