Boca tiene un movimiento incesante en el mercado de pases. Más allá de los jugadores que llegaron (hasta el momento sólo Orsini, aunque se anunciará en breve las incorporaciones de Rolón, Briasco y Di Santo) y los que se bajaron del barco sin que el club reciba un peso (Zárate, Tevez, Jara, Más, Buffarini y Soldano), el rubro fuerte hasta el momento está en las ventas. El Consejo de Fútbol recaudó ¡17 millones de dólares!
Ese monto de dinero se da en la sumatoria de cuatro ventas: Por Esteban Andrada quedarán 6 millones y por Nicolás Capaldo otros cuatro. También, se suman las ventas de dos jugadores que hace rato no están en el plantel. Se trata de otros cuatro millones de dólares por la venta de Iván Marcone al Elche de España y 3 millones adicionales por la transferencia de Lucas Olaza al Valladolid del mismo país.
Así, hasta el momento la sumatoria en el ítem ventas da un total de 17 millones de dólares. Este número podría incrementarse en las próximas horas, sobre todo si se concreta algunas de las varias posibilidades de transferencia que existen. Todavía pueden partir dejando buenos dividendos Cristian Pavón, Sebastián Villa, Jorman Campuzano, Agustín Rossi y Lisandro López.
En el rubro refuerzos, ¿Se acerca Borja?
Miguel Borja es uno de los delanteros pretendidos por el Consejo de Fútbol. Al tener liquidez gracias a las ventas, puede llegar en las próximas horas. El jugador pertenece al Palmeiras de Brasil, que lo cedió a préstamo al Junior de Colombia. El valor de su ficha es de alrededor de 4 millones de dólares. Sin embargo, el último campeón de América pretende venderlo, ya que no funcionó en su paso por el “Verdao”. ¿Lo cederán a un competidor directo de la Libertadores?
Jugando para el club cafetero, del cual es hincha, le marcó dos goles a River en los encuentros que jugaron en esta edición del torneo más importante del continente, en la fase de grupos. Fue una amenaza de peligro permanente para la defensa millonaria, que terminó ganando 2 a 1 en el Monumental y empató 1-1 en su paso por Colombia, en un partido que se recuerda por los gases lacrimógenos que tiraba la policía en las inmediaciones del estadio.