Boca ayer por la tarde presentó en sociedad al primer refuerzo de cara a la segunda parte del año. Se trata de Nicolás Orsini, quien hizo sus primeras declaraciones como jugador “Xeneize” en una conferencia de prensa. La misma se hizo en la mítica Bombonera y tuvo lugar luego de superar la exhaustiva revisación médica que le llevó adelante el departamento médico de Boca.
Sus primeras palabras dentro del famoso “Mundo Boca” fueron de tranquilidad: “Anoche pude dormir. Apenas surgió la posibilidad de venir me sentía feliz”, enunció. Y continuó: “Mi prioridad es el día a día. Arrancar el lunes a entrenar y conocerme con mis compañeros, eso me dará seguridad y me ayudará a encontrar mi mejor versión”. Además, contó una situación que vivió desde chico: “Es real que cuando era chico me pinté el mechón de pelo en homenaje a Palermo”.
Sin embargo, aclaró que “Lejos de entrar en comparaciones con grandes jugadores que ha tenido esta institución, yo vengo a forjar mi propio camino y admirar los ídolos que tiene esta institución. No vengo para compararme con nadie. Soy un individuo y quiero formar mi carrera”. Y contó una curiosidad: “Cuando era chico vine al club y tuve la oportunidad de conocer a Javier García. Me saqué una foto”, declaró entre sonrisas.
Consultado sobre el técnico de la institución, Miguel Ángel Russo, aclaró que habló con él, pero no charlaron sobre en qué posición jugará, y se mostró abierto a jugar de lo que sea: “Está en la labor del DT buscar mi mejor posición y yo brindar lo máximo”. Y continuó ilusionándose con ser titular: “A medida que nos vayamos conociendo, existe la posibilidad de ganarme un lugar entre los once”.
Finalmente, contó sus vivencias cuando era chico y vivía en el interior del país: “A los 15 años me probé en Boca, en mi ciudad se jugaba un torneo llamado “Argentinito” y pude jugarlo tres años. Boca se interesó en mí pero sentía que no era el momento”. Y dejó una enseñanza para todos: “La vida en el interior es distinta a la de Buenos Aires. Los chicos que no éramos de Capital veníamos una semana nada más, y me probé en Casa Amarilla. Quedé, pero no me sentía preparado”.