Siempre acompañaremos a los nuestros. Ahora, con la mente despejada, podemos dilucidar las sensaciones de cuando el árbitro dio el último silbatazo. Euforia, lágrimas en los ojos, el deseo de besar la copa y el recuerdo del incansable camino recorrido que hoy nos permite vivir coronados de gloria. La Selección Argentina se consagró campeona nada más ni nada menos que en Brasil, ante los dirigidos por Tite y Boca estuvo ahí.
En este plantel que logró el objetivo máximo hubo presencial azul y oro. De hecho, uno de los más destacados a lo largo del certamen fue el mediocampista Leandro Paredes. Nacido en San Justo llegó a la Ribera de la mano de Ramón Maddoni, descubridor de cracks como él que nutrieron a Boca Juniors y al mundo entero.
El entrenador Claudio Borghi lo subió a Primera en 2010 y a paso firme se fue ganando un lugar, así como en la Albiceleste. En 2012 era habitual verlo en el equipo, ganó dos títulos pero en 2013 Boca tuvo que cortar el cordón… Paredes fue vendido al exterior y comenzó un exitoso camino pasando por clubes como la Roma y Zenit hasta desembarcar en el PSG.
En el club de Francia compartió equipo con Ángel Di María y actualmente lo hace con Neymar. Incluso, luego de la conquista se lo pudo ver con Messi y el 10 de Brasil charlando y sonriendo en las imponentes escaleras del Maracaná. Cuando debutó con la del “Xeneize”, Riquelme le regaló su camiseta, hizo algunos festejos con el Topo Gigio y Leandro Paredes siempre tendrá la puerta abierta si su deseo de regresar sigue latente.
Pero no fue el único. Nahuel Molina también formó parte de esta obtención y durante los primeros duelos sorprendió a todos. Surgido de Boca, en 2016 subió a la máxima categoría con Rodolfo Arruabarrena para luego ser cedido a préstamo a Defensa y Justicia y Rosario Central y, con algo de polémica, quedar en libertad de acción. En ambos casos, el destello azul y oro hizo lo suyo, ¡felicitaciones, campeones de América!
