En un José Amalfitani vestido de azul y oro, Boca repitió el resultado de su anterior partido y venció por 2-1 a Rosario Central. Los tantos Xeneizes llegaron desde la defensa con un cabezazo de Carlos Izquierdoz y un golazo de Frank Fabra que se llevó todos los aplausos. Por su parte, Sebastián Battaglia se podría decir que acertó en los cambios, aunque, otra vez debió ver a su equipo aguantar el resultado.
En un primer tiempo parejo para ambos conjuntos, los futbolistas Xeneizes quedaron mal posicionados en más de una oportunidad, tanto es así, que una ocasión el arquero Agustín Rossi debió salir a achicar un mano a mano y el árbitro, Ariel Penel, de muy mal tarea, sancionó un penal inexistente que como es costumbre el arquero atajó.
Iniciada la segunda mitad, en lo que parece una jugada preparada, Sebastián Villa pateó un córner para que Carlos Izquierdoz lo impactara con la cabeza y abra el arco. A partir del gol del capitán el equipo cambió la cara, mostró confianza y sumó el ingreso de Aarón Molinas que agregó el fútbol. Al enganche le bastaron pocos minutos para asociarse con Frank Fabra en una jugada por el sector izquierdo que concluyó con un golazo del lateral colombiano, en lo que parecía el inicio de una goleada.
Sebastián Battaglia no puede terminar los partidos tranquilo
A pesar de la ventaja, los de camiseta azul y oro comenzaron a bajar el ritmo y ver como el temor del que habló Battaglia en la conferencia de Aldosivi se volvía hacer presente. Faltando cinco minutos para el final, sin el tiempo adicional, el Canalla descuenta gracias a la cabeza de Luca Dupuy haciendo presentes los fantasmas del empate con Colón pero en Liniers.
Con un Xeneize dispuesto a quedarse clavado en la diferencia que mostraba el marcador, el rival seguía buscando el empate mientras el reloj corría cerca del minuto final. Así fue como a los rosarinos no les alcanzó para amargarle la fiesta a Boca que incluso ganado terminó el partido preocupado por su inestabilidad en la ventaja.