El pibe de Boca, Luis Vázquez, desde que llegó a Primera y comenzó a tener continuidad de la mano de Sebastián Battaglia, está pagando esa confianza que le da el entrenador con goles. Y goles que valen demasiado, que significan triunfos, que simbolizan alivio y que generan tranquilidad en un club que siempre se le pide más que al resto.
Vázquez convirtió seis goles, todos sirvieron para que Boca ganara: Ante Patronato el equipo ganó 1-0 con gol de él; versus Rosario Central en Arroyito también convirtió y Boca ganó por 3-1; contra Lanús ingreso por Nicolás Orsini y anotó en la victoria por 4-2; con Huracán hizo el segundo gol del 3-0; contra Godoy Cruz convirtió en la victoria por 2-1 y ahora le dio la victoria ante el Bicho.
El delantero sabe que cualquier pelota boyando en el área es una oportunidad inmejorable para sacudir las redes y arder gargantas en las tribunas. Cuando Boca no encontraba los caminos y comenzaba a impacientarse por el empate frente a Argentinos Juniors en la semifinal de la Copa Argentina, el delantero apareció por detrás de todos luego de un tiro libre y no perdonó.
El juvenil, que tiene de ídolo al polaco Robert Lewandowski y que no duda en el área con un enganche más si es que tiene que hacerlo, resolvió como deben hacer los goleadores: el toque rápido de primera y lejos de las chances del arquero. Seis goles lleva en Primera y hubo de todo en cuanto a su definición: goles de cabeza, con la derecha, con la zurda, de adentro del área, desde afuera, de primera, enganchando.
Hay que reconocer que Battaglia lo conoce bien a Vázquez. Lo tuvo un año y medio en la Reserva que alcanzó la final del torneo y en la que el ex Patronato se transformó en tendencia en cada juego a partir de su poder de gol. Eso llevó a Riquelme y compañía a renovar su vínculo hasta 2025 y ponerle una cláusula superior a los 12 millones de dólares.
