En una noche para el olvido, Boca volvió a jugar mal y perdió 2-0 ante Vélez. Con este traspié el conjunto xeneize salió de la zona de clasificación a la copa Libertadores. Además se aleja de la lucha por el campeonato porque quedan 8 jornadas y River puede sacarle 12 puntos de diferencia. Sin embargo el objetivo es otro.
El equipo comandado por Sebastián Battaglia llegaba a Liniers con la ilusión de meterle presión al rival eterno de toda la vida. Pero el planteo y la postura marcaron un precedente: nuevamente ante un partido importante el equipo no estuvo a la altura. Aunque no hay que dejar de lado que es un ciclo nuevo, donde se les da rodaje a los juveniles.
En el comienzo del primer tiempo Boca mostró clara sus intenciones mediante su postura en el campo. Agruparse defensivamente para salir con pases largos de Almendra hacia los delanteros. Pero llamativamente nada de esa situación sucedió, porque Vélez lo presionó a todos los sectores. De hecho se va con un récord negativo porque no pateó al arco en esa etapa.
Sobre el final de la etapa inicial, lo desdoblaron por la banda izquierda. Pero no se estuvo atento al rebote. Apareció Mancuello para marcar el primer gol del encuentro. Después en el segundo tiempo no hubo respuestas de ningún tipo. Sólo quedó tiempo para que en una contra Tarragona anote el 2-0 definitivo que cerró el partido. Boca nunca estuvo en situación de reacción.
Este encuentro sin lugar a dudas que marca un precedente que debe ser tenido en cuenta. En el corto ciclo que lleva el entrenador Boca afrontó dos partidos claves: River y Vélez. Es cierto que ante equipos con más tiempo de trabajo le costó estar a la altura. Pero es un punto de atención que debe ser señalado en la autocrítica interna que debe hacerse.