Aprovechando que el Superclásico ente River y Boca de mañana desde las 16 por la fecha 15 de la Liga Profesional se disputará en Brandsen 805, Javier Sodero, el integrante del cuerpo técnico actual, también recordó sus épocas como futbolista del “Millonario” y le dedicó un elogio al recinto donde enfrentarán al “Xeneize”: “No te cambia el partido, pero ellos te ponían en el vestuario de abajo de La 12 y empezabas a sentir la presión. Cuando entra Boca a la cancha, el césped vibra. Eso lo experimenté, no me lo contó nadie. Parece como un terremoto, pero no. A mí Boca nunca me hizo un gol, pero me dijeron que, cuando te lo hacen, también se mueve”.
Javier Osvaldo Sodero fue arquero del equipo de Núñez entre 1992 y 1995 y había llegado desde Belgrano de Córdoba sin hacer demasiado ruido. De aceptables condiciones, pero de perfil bajo y sin el carisma de Ángel David Comizzo, Sergio Goycochea o Germán Burgos, al cordobés le tocó mirar muchos partidos desde el banco de suplentes, hasta que tuvo su chance.
Con el buzo de la banda roja logró cierta continuidad en una época donde el club no encontraba un dueño del arco e incluso llegó a mantener la valla invicta durante 726 minutos, quedando muy cerca del récord histórico de Amadeo Carrizo (769), luego superado por Franco Armani (965).
El 30 de abril de 1994, al equipo dirigido por Daniel Passarella le tocó visitar La Bombonera en la sexta fecha del Torneo Clausura. Todo parecía encaminarse a un nuevo triunfo de Boca, cuandoel propio Sodero empujó a Sergio Martínez adentro del área y el árbitro Francisco Lamolina cobró penal para el local.
El “Manteca” -que hasta ese momento nunca había errado un penal en Boca- lo ejecutó a la izquierda, abajo, y hacia allí voló el cordobés, que en dos tiempos abrazó la pelota y enmudeció a la parcialidad local.
Iban solo catorce minutos de partido, pero las cosas cambiarían drásticamente. Con goles de Ariel Ortega y Hernán Crespo en el segundo tiempo, el visitante ganó 2 a 0, quebrando una racha de cuatro años sin victorias en el Superclásico y ocho años sin festejos en el Alberto J. Armando.